LA EMOCIÓN ES LA CLAVE
“Al principio y al final, siempre hay una emoción.” Así titula Eduard Punset uno de los capítulos de su libro “El viaje a la felicidad”. Afirma que “la presencia de las emociones es bipolar: están en el inicio y el final de todos los proyectos”. Sugiere Punset, siempre avalado por estudios de las más prestigiosas universidades, que son las emociones las que inclinan la balanza de nuestras decisiones. La inmensa mayoría piensa (ya que así lo hemos aprendido) que las decisiones son racionales, pero los estudios en neurología afirman que si sólo contáramos con la razón, nunca decidiríamos nada.
CÓMO AFECTA ESO A TU PRESENTACIÓN
Mucho se habla (y se hablará, y me alegro de ello) de cómo transmitir emociones a un auditorio. Y como casi siempre, la respuesta no es sencilla. Lo que sí parece claro es que la conexión emocional de tu audiencia, bien contigo, bien con tu producto, idea o servicio, va a ser clave en su toma de decisiones. Es esa conexión la que va a crear la oportunidad o la venta. La que hará que consigas o no tus objetivos.
Me encantaría decirte que tengo la fórmula de la conexión emocional sin fisuras, pero miles de años de tradición teatral y ciento y pico de tradición cinematográfica están ahí para contradecirme. Nadie conoce la fórmula, y te aseguro que muchos han dedicado su vida a buscarla.
Lo que sí podemos deducir de los grandes textos teatrales y de las grandes películas de la historia que han emocionado a generaciones son algunos principios básicos… Veamos hoy dos de ellos:
LA FORMA Y EL CONTENIDO
Lo que cuentas y el cómo lo cuentes están íntimamente ligados. A la hora de estructurar tu presentación debes pensar tanto en la información como en la forma de trasladarla. Eso no sólo captará la atención del auditorio, sino que abrirá o no las puertas a la emoción. Busca una forma sugerente y emocionante.
Stanley Kubrick dirigió Espartaco en 1960. La historia de la rebelión de los esclavos en la antigua Roma, liderados por Espartaco, ha emocionado a millones de personas desde entonces. Una de las claves de la película es que todos los esclavos fueron fieles a su líder hasta el final. Pues bien, eso se podría haber contado de muchas formas: un gran speech del protagonista ante miles de ellos, o un plano-secuencia de otros tantos miles siguiéndolo por un desierto… Te invito a ver cómo lo explica Kubrick, en una de las mejores escenas de la historia del cine:
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=FuSTW4YQIIU]
CONTENIDO
Hacer una buena selección del contenido va a ser clave. Una buena estructura te dará más credibilidad. Y esa es una condición necesaria para conseguir tus objetivos.
Por muchas emociones positivas que generes, la falta de credibilidad y de una argumentación seria dará al traste con tu presentación. Si el resto de la película de Kubric fallara, si los personajes y la historia no fueran creíbles, posiblemente la escena que hemos visto no hubiera trascendido… Y yo no estaría usándola como ejemplo.
Piensa en tu auditorio. ¿Qué les interesa? ¿Por qué han venido? ¿Qué quieren? ¿Qué les aporta tu idea/producto/servicio? Eso te ayudará enormemente a seleccionar y estructurar los contenidos.
FORMA
Hecho esto, te invito a darle una vuelta más de tuerca: ¿Qué les va a emocionar? ¿Con qué van a identificarse, indignarse, sorprenderse, inspirarse? ¿Cómo haré que mi idea/producto/servicio conecte con sus emociones?
Kubrick nos emociona metiéndonos dentro del grupo de esclavos. Convirtiéndonos en uno de ellos en el momento más crítico de sus vidas… Y nos sorprende con una decisión inspiradora, poética y vibrante. Ese es una de los factores clave de una emoción: la sorpresa.
Un dato desconocido, una cita inesperada, una estadística demoledora, una anécdota… La sorpresa será un gran aliado para generar una emoción siempre que vaya asociada al contenido. Déjame insistir: esa sorpresa debe ir asociada al contenido. Y es que una sorpresa por sí misma no emociona: simplemente sorprende.
Esa sorpresa inicial no sólo va a captar la atención. También baja las barreras. Nos hace más permeables. Suspendemos los juicios, predisponiéndonos más favorablemente a emocionarnos con el orador… Como veremos en el siguiente post.
“A más ver…”