EL MODO ESCENARIO (y 3)
Hemos visto ya la definición del Modo Escenario, y algunos consejos prácticos para empezar a usarlo. Déjame dedicar el artículo de hoy a un concepto sobre el que nunca insistiré demasiado: la coherencia. El Modo Escenario, el concepto nuclear del método que te propongo, no es una simple idea, o algo que debamos aprender aisladamente. El Modo Escenario bebe directamente del mensaje de tu presentación.
Tus herramientas expresivas harán mucho más efectiva tu comunicación en público. Pero la base de esa comunicación son las ideas que quieres trasladar. Por eso, a la hora de usar consciente y deliberadamente esas herramientas, hay algo que nunca debemos perder de vista: que ese uso sea coherente con la idea que comuniques.
Y dentro de esa coherencia, distingo dos aspectos: coherencia con el mensaje y coherencia entre los elementos.
¿Qué objetivos conseguiremos con eso? SER MÁS CREÍBLES Y NATURALES. ¿Quieres saber cómo?
OBJETIVO: CREDIBILIDAD
Es interesante distinguir dos tipos de credibilidad: la credibilidad del mensaje (credibilidad de argumentaciones, estructura, diseño, datos, ejemplos, etc…) y la credibilidad de ejecución, que se desprende de tus habilidades de comunicación en el escenario. Ambas son necesarias, y se retroalimentan. Hoy nos centramos, por supuesto, en la segunda.
Como veíamos en un artículo anterior, en determinadas situaciones el componente no verbal puede suponer hasta un 90% de la comunicación. Dicho de otro modo, nuestros elementos expresivos completan el mensaje. Pero no sólo eso: también están ahí para mantener la atención del espectador.
La variación en el uso de la voz, y la riqueza gestual de nuestro discurso harán que la audiencia nos siga con menos dificultad, y con mucho más interés. Decir cosas distintas, cada una en su forma adecuada, es básico si queremos aumentar la atención e imprimir más emoción en nuestras palabras.
Pero esa variación nunca puede ser aleatoria. Si lo único que pretendes variando tu voz y tu gesto es llamar la atención, estarás errando el tiro. No olvides que tu voz y tu cuerpo completan el mensaje. Y por ello su uso ha de estar íntimamente ligado al significado. Usarlos de forma errática, incoherente y sin concierto no mejorará tus dotes comunicativas. Y no te hará más creíble, sino todo lo contrario.
OBJETIVO: NATURALIDAD
Si tus elementos expresivos deben ser coherentes con el mensaje, hay una última idea que no puedes pasar por alto: que sean coherentes entre sí. Eso es lo que llamamos naturalidad.
Podrías pensar que si tu voz y tu cuerpo son coherentes con el mensaje, automáticamente lo serán entre sí, y esa idea es bastante lógica. No obstante, mi experiencia dice lo contrario. En el mundo de las presentaciones (y en el de la interpretación -el de los actores- también) nuestra voz y nuestro cuerpo se disocian en muchas ocasiones.
Es muy frecuente ver oradores con un buen uso de la voz, a los que el cuerpo no acompaña. Y el ejemplo contrario, aunque menos frecuente, también sucede.
La naturalidad, no obstante, se desprende de un uso coherente de lo que expresas oral y corporalmente. Si un orador usa con solvencia su voz, pero tiene el cuerpo envarado y se mueve con torpeza, no nos parecerá una persona espontánea ni natural. Y si mueve su cuerpo con soltura, pero su voz se entrecorta y es poco audible, nos producirá el mismo efecto.
Normalmente, estas disociaciones son efectos, una vez más, del estrés. Como contaba en el primer artículo, nadie se comporta así de forma deliberada. Nadie lo hace a posta. Todas estas son acciones involuntarias, efecto de los nervios. Y la mejor receta para paliar estos efectos es, como ya comentaba en aquella ocasión, la conciencia y el uso deliberado de nuestros elementos expresivos. Es decir, el uso del modo escenario.
SOBRE LA SERIE “EL MODO ESCENARIO”
He usado algunas divisiones y subdivisiones de conceptos para poder clarificar y ordenar la información. No obstante, lo último que quiero es que pienses en lo que te propongo como algo inabarcable o complejo.
No intentes aplicarlo todo de una vez. Empieza por los pequeños pasos. Intenta ampliar con más conciencia tu voz y tus gestos en la próxima oportunidad. Pruébalo, corrige, y vuelve a intentarlo. Conseguirás dominarlo poco a poco. Cuanto más lo hagas, más efectivas serán tus presentaciones, y más cerca estarás de conseguir tus objetivos.
“A más ver…”