Fermí Casado

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HAZLO SIMPLE!

Steve Jobs en la presentación del primer Iphone. Fuente: Youtube.

Siempre me sorprende, para bien, escuchar a Barak Obama y a Steve Jobs. No sólo porque me encantan (¿a quién no?), sino porque aplican a la perfección una de las máximas de los realmente grandes: la simplicidad.

Eso hace que, a pesar de no tener el nivel de inglés que me gustaría, entienda sus discursos sin problemas. Eso mismo me pasa escuchando algunos (no todos) los discursos de TED. Es posible que te pase a ti también. Y el fenómeno tiene una explicación:

  • La articulación
  • La simplicidad

La primera parece obvia: la necesidad de hablar con claridad y nitidez en un discurso es evidente para todos. (Aunque convendrás conmigo que no todo el mundo respeta esa máxima, ¿verdad?)

Es en la segunda, quizás no tan obvia, donde me gustaría detenerme hoy. Y es que, como ya apunté en este artículo, tenemos una idea equivocada de cómo debemos hablar en público.

 

SOLEMNIDAD MAL ENTENDIDA

La inseguridad, la falta de experiencia y (sospecho) una idea errónea de cómo debe ser un discurso nos hacen ponernos solemnes, que decía Vallejo-Nágera. Solemnes en el mal sentido de la palabra, por supuesto. Pensamos que debemos parecer cultos, leídos, técnicos, ceremoniosos, grandilocuentes… Y eso hace que compliquemos las cosas. Aparecen entonces los tecnicismos, el léxico complejo y las frases demasiado largas. Y eso va totalmente en contra de los que estamos haciendo.

 

 COMUNICACIÓN ORAL

Cuando nos comunicamos mediante un texto escrito, podemos complicar las cosas tanto como queramos. Podemos escribir frases de 4 o 5 líneas de texto sin mucha preocupación. Al fin y al cabo, si el receptor no lo entiende, siempre puede volver atrás, y releer. Eso, querid@ amig@, no pasa con tu discurso. Tu audiencia tendrá UNA oportunidad de entender cada una de las frases que pronuncies. ¿De verdad quieres complicarles tanto la vida? ¿O quieres pasarte la vida repitiendo?

  • AUDIENCIA.-Disculpa, ¿Podrías repetir? Es que no lo he entendido.
  • TÚ.-Por supuesto, ¿desde dónde?
  • AUDIENCIA.-Ya que te pones, ¿Podría ser desde el principio?

 

BROMAS APARTE…

Barak Obama, un orador ideal para muchos. Foto: Wikipedia.

Lo cierto es que no te harán repetir toda la intervención. Y en la inmensa mayoría de los casos, no te harán repetir nada. Por incomprensible que haya sido tu presentación. Se limitarán a intentar entenderte durante un rato, y después de fracasar, desconectarán. Aprovecharán para responder a algún mail, leer algún artículo, o echar una cabezadita…

Si quieres que tu audiencia te entienda, si quieres mantener su atención, si quieres hacerles llegar tu mensaje, tienes que simplificar. Tienes que trasladarles ideas sencillas, de una en una. Eso no quiere decir que no puedas explicar conceptos o ideas complejas, pero debes hacerlo a partir de la sencillez. Usa frases cortas, términos coloquiales. E intenta ir paso a paso. No enlaces una idea con otra y ésta con la siguiente sin acabar las frases:

  • “En el actual contexto de crisis, y por las circunstancias anteriormente expuestas, se hace imprescindible buscar recursos innovadores para incrementar las ventas si queremos ser capaces de mantener las previsiones de crecimiento y competir en igualdad de condiciones con el resto de actores de nuestro sector.”

O bien:

  • “Como hemos visto, la crisis actual nos pone las cosas difíciles. Y necesitamos ser creativos. Buscar nuevas formas de llegar a nuestros clientes. Esa es la forma de seguir creciendo, y de mantener a raya a la competencia.”

¿Cuál de las dos te parece más comprensible? ¿Y más inspiradora?

Sólo mencionarte, para acabar, que me despido hasta dentro de dos semanas. Y es que el próximo miércoles es Sant Joan, festivo en Catalunya... Disfrutadlo los que podáis!!! Nos vemos sin falta el miércoles, 1 de julio.

“A más ver…”